Cuando Jorge terminó los estudios secundarios, decidió viajar a Estados Unidos donde se recibió de Ingeniero Electricista. Allí aprovechó para formarse en varios deportes despertándose en él, el interés por la aerostación y la aviación.
A su regreso a la Argentina, se incorporó a la Armada Nacional con el Grado Capitán de Fragata.
El 25 de diciembre de 1907, Jorge Newbery y Aarón de Anchorena partieron a bordo del “Pampero”, un globo de seda de 1.200 m3 que este último acababa de traer de Francia, cruzaron el Río de la Plata, descendiendo en Conchilla (Uruguay), próxima a Colonia, realizando el primer cruce sobre el agua. Estas experiencias aerostáticas que fueron acompañadas por el éxito y por el entusiasmo de sus cultores, hizo que en los primeros días del año siguiente se fundara el “Aero Club Argentino”. Esta institución se constituyó desde entonces en la vanguardia de la aeronáutica civil argentina y como señalara en una oportunidad el brigadier general Angel María Zuloaga, “fue el seno fecundo que dio vida a la aviación de las fuerzas armadas.
El 3 de marzo de 1910 inició su curso de piloto de avión y obtuvo su brevet, el 20 de junio de 1910. Mantuvo gran actividad aérea, logrando varios récords nacionales e internacionales y el 12 de noviembre de 1913, en reconocimiento por sus servicios prestados, el Gobierno Nacional le otorga el brevet de piloto militar.
El número de ascensiones en globo, que superó las treinta, no logró satisfacer las constantes ansias de aventuras que dominaron la existencia de Jorge Newbery. El cruce del Río de la Plata, del territorio uruguayo, el alcance del suelo brasileño y las marcas de distancia y altura, conseguidas en las últimas ascensiones, solamente le servían de estímulo para alentar una empresa de mayor envergadura: el cruce de la cordillera.
Para ello efectuó vuelos de entrenamiento de gran altura. Se trasladó a Mendoza para finalizar los detalles del vuelo y recorrió a lomo de mula la cordillera para conocer datos de cartografía y meteorológicos. Luego de esos estudios del terreno, pensaba regresar a Buenos Aires en tren, pero a pedido de varias personas que lo que querían ver volar, lo hizo en avión, junto con su amigo Benjamín Jiménez Lastra. Lamentablemente, el monoplano se precipitó a tierra por la zona de El Plumerillo.
Fue el 1° de marzo de 1914, cuando desapareció este precursor y pionero de la aviación argentina. Tenía 38 años.
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